A través de una dimensión acuática algo mágica y las criaturas que moran su escena, nos situamos en un futuro distópico. El público hace una inmersión en el simbolismo de las imágenes que se proyectan y el movimiento les transporta por una serie de cuadros dinámicos cuyas atmósferas envuelven en esta parábola que cuestiona la naturaleza humana y las acciones en nuestro paso por la Tierra. En un tono poético, desde una perspectiva cómica y bufonesca vemos como la depravación transgrede la belleza instalada y la corrupción se abre camino.